VIDA EREMÍTICA Y TRABAJO DE SUBSISTENCIA
Todos sabemos que el trabajo es algo imprescindible para la mayoría de las personas. Una persona que esté proyectando cualquier modelo de vida en lo primero que debe pensar es en una fuente de ingresos económicos, en cualquier caso un trabajo que le pueda mantener y un techo donde vivir. En el caso de los eremitas (ermitaños diocesanos, C. 603) pues, también deben encontrar estas dos cosas por sus propios medios. Servidor soy un ermitaño (desde 1983) y les aseguro que esta cuestión ha sido una de mis cruces más pesadas. Porque en este asunto nadie (al menos en mi tiempo) nadie me ayudó...El trabajo te lo tienes que crear tú y la ermita adecuada para vivir te la tienes que buscar tú. En el mejor de los casos podrías tener una atención espiritual muy buena y muy de agradecer pero en el plano material cero.
Actualmente, con las nuevas disposiciones de la Congregación de la vida Consagrada (Vaticano) "La forma de vida eremítica en la Iglesia particular" quizás estos aspectos de apoyo y ayuda a los eremitas puedan mejorar. (Dios lo quiera).
En otro orden de cosas: se acabaron los tiempos en que los ermitaños/as vivían de la caridad pública o incluso de la mendicidad o a costa de alguna persona bienhechora... Actualmente, creo que, para bien, esto está cambiando. Sin lugar a dudas resulta más ético trabajar para comer y cubrir gastos que pedir para vivir. Además ya sabemos lo que escribió San Pablo a los cristianos de Tesalónica(C.3) : El que no trabaje que no coma. Y también lo tuvieron muy en cuenta los Santos Padres del Desierto que exhortaban: Esforzaos en trabajar para vuestro sustento.
No obstante, personalmente, pienso que, si a pesar del esfuerzo no se encuentra posibilidad de autosuficiencia, pues se tendría que pedir ayuda... La soledad eremítica está basada en la confianza plena en Dios y Él va solucionando las cosas y los problemas, pero muchas veces el Señor nos pide humildad para pedir lo que no podemos conseguir por nosotros mismos y debemos acudir y pedir lo que necesitamos.
Mi caso personal como eremita ha sido casi increíble porque el encontrar la ermita adecuada ha sido muy problemático. El tener que pagar luz eléctrica, agua, tfno., mantenimiento vivienda, vehículo imprescindible (por vivir aislado), alimentación, impuestos como trabajador autónomo etc. etc. Actualmente ya estoy jubilado y me ha quedado una paguita mínima pero que permite mi mantenimiento sin extralimitarme.
Ante todo esto solamente Dios y un servidor sabemos, Dios que me ha ayudado tanto en toda esta historia, pero nadie más sabe mis agobios y apuros.
Además de mi trabajo en lo profesional en la cerámica, está la otra labor que también lo es del cuidado de la ermita donde vivo. Es un edificio grande para una persona sola, un edificio del siglo XVII, y que me cabe el orgullo de no haber dejado sola ni un solo día en estos once años que vivo aquí. No, no es un cuidado retribuido como piensan algunos; siempre digo: la ermita y yo nos hacemos un mutuo favor : yo cuido la ermita y la ermita me cuida a mi. Sí, porque cuidar la ermita no siempre ha sido fácil; estos lugares apartados en la montaña pero cercanos de la población, en ocasiones, son lugares de encuentro y diversión para jóvenes en "edad difícil" que toman la ermita y los alrededores como cuartel general para todos los "desmanes" que en la noche se pueden hacer amparándose en la nocturnidad que todo lo oculta... Ante esta realidad, en ocasiones, me he tenido que enfrentar... y así poco a poco he ido consiguiendo que la ermita sea algo más respetada y quizás que permanezca entera.
Respecto de mi trabajo, decir que he trabajado siempre en la llamada Artesanía pura por ser un trabajo sin moldes, sin máquinas, puramente creativa etc.. Todo ello dentro del estilo popular religioso del S.XVIII de la cerámica valenciana de la cual he querido mostrar algunas fotos que acompañen al escrito. La obra ha sido muy extensa he trabajado mucho pero no ha sido muy rentable económicamente porque ha sido un trabajo de muchas horas de trabajo para hacer una sola pieza. Por eso no ha sido rentable pero que yo me veía satisfecho porque al menos me daba para vivir.
He sido un ceramista autodidacta. En mi juventud fui alumno de la escuela de Bellas Artes de San Carlos en Valencia (barrio del Carmen) pero cursé dibujo lineal y artístico, no cerámica. La cerámica la aprendí por mi cuenta en cursillos, estudiando libros sobre cerámica catalana, de Talavera, Ribesalves, Alcora etc., y sobre todo practicando en casa, que eso es muy importante.
Pero lo bien cierto es que en el fondo de todo esto estaba DIOS que era mi pasión más importante. La belleza de la naturaleza, el arte, la cerámica....no podría separar ninguna de estas realidades y estoy muy convencido de que mi destreza en la cerámica y mi sensibilidad para el arte y mi sensibilidad para con los pobres, dolientes, y el mundo más necesitado y todo lo natural de la vida misma y mi artesanía todo me lo ha regalado DIOS como Don, porque Él así lo ha querido. Y servidor desde mi insignificancia he reconocido este DON como un gran regalo del Cielo. Y reconozco como un gran regalo mis años en el Carmelo Descalzo, que fueron una delicia donde conocí a Sta. Teresa y a San Juan de la Cruz con más detenimiento, y que fueron mi inicio en este mundo de lo espiritual.
Miro el camino recorrido y veo con asombro ¡tanta dificultad vencida! y pienso en aquello que nos decía insistentemente San Juan Pablo II: No tengáis miedo...
Daniel Martí Mocholí, eremita.
danielmarti.mocholi@yahoo.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario