ERMITAÑOS
- ERMITAÑAS
EN
LA IGLESIA DEL SIGLO XXI
CARISMA
Comprendo
que puede parecer una frivolidad u osadía hablar de esta vocación
religiosa en unos tiempos como los actuales en que las vocaciones y
todo lo religioso está, no se puede negar, en franca decadencia… y
menospreciado, al menos aquí en Europa.
Incluso,
para parte del clero o gente de iglesia...., que puede darles “hasta
risa” hablar de esta realidad que es la vocación eremítica en
este tiempo.
No
obstante esta situación de “crisis grave” para la vida
consagrada y de infravaloración manifiesta para las vocaciones
religiosas, no obstante... en este tiempo confuso: existen los
ermitaños/as,vocación peculiar sin ninguna duda.
Me
atrevo a escribir sobre este tema desde mi experiencia personal de
toda una vida en esta forma de consagración. Y es desde la
experiencia que quisiera reflejar con toda sencillez (porque no lo sé
hacer de otra forma) mis vivencias para el conocimiento de personas
interesadas o simplemente otras personas que sientan simple
curiosidad.
Mis
dispensas si no logro ofrecer simplemente eso, una mera información
sin ningún otro tipo de interés.
¿QUÉ
ES UN ERMITAÑO HOY ?
El
eremitismo es una forma de consagración religiosa que se vive con un
cierto carácter personal; se puede vivir en solitario pero también
en pequeños grupos, incluso mixtos.
En
solitario sería la forma más genuina y pura, pero dados los
tiempos"malos" actuales a nivel religioso, quizás es más
conveniente un cierto grado de compañía o cercanía de otras
personas con similares inquietudes incluso con la forma primitiva de
"grupo mixto" como ya he dicho, que es compartir lugar con
eremitas de ambos sexos que comparten una misma zona o un mismo
edificio amplio con espacio para ambos.
En
la situación actual de la iglesia, para una persona SOLA, con una
vocación eremítica puramente contemplativa puede llegar a ser
contraproducente porque su soledad se puede convertir fácilmente en
marginalidad. Una persona “marginada” siempre es el objetivo de
situaciones desafortunadas y negativas.
EN
OBEDIENCIA A LA IGLESIA.
El
ermitaño diocesano no es una figura independiente de la Iglesia
oficial. Dependemos los ermitaños diocesanos jurídicamente de la
Iglesia que nos acepta por medio del canon 603 del Derecho Canónico
y estamos bajo la jurisdicción del Obispo correspondiente.
Hacemos
los tres votos clásicos de la vida consagrada.
Podemos
vivir solos sí, pero no hay, no puede haber, individualismo negativo
excluyente en nuestra vocación que quiere SUMAR NO RESTAR a la labor
evangelizadora de la Iglesia...
ES
UNA FORMA MÁS, DE CONSAGRACIÓN RELIGIOSA.
Es
una forma de consagración a Dios ancestral, o sea, anclada en los
mismos orígenes del cristianismo. Los eremitas o también llamados
anacoretas, siempre han estado presentes en la Iglesia; jamás se
disolvieron del todo, ni desaparecieron en toda la larga historia del
cristianismo. Estuvieron y están en la iglesia actual 2000 años
después de su aparición.
¡¡Son
“una vocación rara"!!… Pues
sí, lo puede parecer, pero son LEGALES.
¿Somos
los eremitas como los “parientes pobres del pueblo” casi
olvidados y un poco incómodos para la iglesia? Pues sí, quizás así
es… pero no olvidemos que han sido las raíces de la actual vida
monacal, mendicante y cenobítica… Muchos de los grandes y famosos
monasterios actuales en todo el mundo, tuvieron sus orígenes en una
pequeña ermita habitada por un ermitaño (se podían citar muchos
lugares así). Incluso la Catedral de Santiago de Compostela, meta de
tantos peregrinos de todo el mundo.
Seremos
más conocidos o menos conocidos, más apreciados o menos, pero aquí
está esta realidad eclesial en el siglo XXI…
Nuestro
tiempo no está como para ir “presumiendo” de ser ermitaño/ña...
porque te pueden tomar por loco o chiflado. Si dices en cualquier
lugar, que eres ermitaño, se te pueden reír y cerrar muchas
puertas, con mucha discreción, pero se te cerrarán, incluso las
puertas de casas religiosas, parroquiales, obispados… porque
piensan qué estás fuera de órbita.
¿LOS
ERMITAÑOS ACTUALES DÓNDE ESTÁN O DÓNDE VIVEN?...
Pues…
los ermitaños actuales solemos vivir donde podemos, esa es la
verdad, siendo este uno de sus principales problemas. En ocasiones
nos resulta difícil encontrar un lugar apropiado. Como digo, este es
uno de los problemas importantes al que tiene que enfrentarse un
ermitaño actual. Puede vivir en una ermita en la montaña, puede ser
algún santuario vacío o desatendido, puede ser un convento cerrado,
etc., cualquiera de estos sitios o similares lo podemos aprovechar y
puede ser nuestro lugar para vivir. Servidor, siempre he vivido en
sitios así. Y soy consciente que he prestado un buen servicio,
aunque humilde. En el lugar donde he estado: lo he cuidado las 24
horas del día, he hecho el trabajo de mantenimiento en algunos
lugares que estaban en abandono, he recuperado jardines, huertas,
pintado paredes, arreglado fontanerías y luces, he reconstruido
derrumbes, etc.,… ¡¡ tantas cosas !! que sólo Dios lo sabe... y
lo más importante he ORADO por mis semejantes, sobre todo los más
necesitados, también he alabado y adorado a Dios.
Pero
los hombres y mujeres a veces no ven esta labor callada del monje
ermitaño.
En
todos los casos (esto me ha ocurrido) después de dejarte "la
piel" y también tus ahorros, trabajando para recuperar un lugar
o una ermita que estaba en abandono total... ha venido el dueño/a y
les ha gustado y te ha hecho "la vida imposible" para que
te fueras quedando todas la mejoras para el disfrute de ellos, los
dueños/as que suelen ser parroquias, frailes o monjas o
semejantes...
No
obstante estos abusos, el ermitaño a veces prefiere estos lugares en
semi-abandono o abandonados como los monasterios porque sabe que ese
lugar, ha sido morada por muchos siglos de almas consagradas,
dedicadas al servicio del Evangelio y al servicio de Dios, y se suele
decir que "donde hubo siempre queda", efectivamente, queda
en él, como un halo, un aura, un poso, de espiritualidad, una
energía positiva y de gracia, de la cual el ermitaño, consciente de
esto, quiere beneficiarse.
Los
ermitaños no tenemos estructuras en nuestra vida, eso es cierto. No
pertenecemos a ninguna orden o congregación religiosa, y no tenemos
las estructuras propias de las comunidades de los monasterios o
conventos: nos sobran los horarios, nos sobran los toques de campana,
incluso a veces nos sobran los relojes… de este mundo…
Siguiendo
el proceso canónico, hacemos la profesión
perpetua en manos del obispo del lugar (llegar
a la profesión puede tardar unos cinco años). Después nos guiamos
por nuestro estatuto personal que el mismo ermitaño se confecciona
con unas directrices mínimas y que es aprobado por el obispo. Estos
estatutos serán nuestra regla de vida.
Solemos
ir por la vida ligeros de equipaje y nos acoplamos, como he dicho, a
cualquier lugar con tal que sea digno y solitario en la medida de lo
posible y seamos bien recibidos, que no siempre sucede… Una vez fui
a una ermita a vivir, con los permisos debidos legales de la
parroquia, y una tarde vinieron unas mujeres del pueblo muy enfadadas
aporreando la puerta con gritos, a decirme que me fuera, que me
marchara, que allí no querían ermitaños...!! Les dije: señoras no
soy un okupa he venido a cuidar la ermita… pero no atendían
razones siguieron gritando… (después, con el tiempo, todo se
aclaró y me quisieron casi como a un hijo).
CARISMA.
Un
carisma religioso es un DON espiritual de Dios a una persona
determinada y hay que cuidar siempre esa herencia preciosa que se nos
ha legado. Los carismas suelen ser distintos.
Como
dice Sta. Teresa de Jesús, “Dios no se muda", Dios no cambia:
o sea, el carisma recibido es para siempre, marca a una persona para
siempre y ese Don no lo podemos manipular, sería un “pecado”,
una deslealtad ante el Señor que sabe el porqué de todas las cosas
y el porqué te ha dado a ti ese carisma esa vocación determinada.
TENGAMOS
EN CUENTA EL ESPÍRITU DE ESTA VOCACIÓN.
Los
ermitaños de los desiertos, en el principio, vivían en cuevas o
chozas por Palestina, Siria, Egipto… Se escondían en los agujeros
de las peñas donde nadie les pudiera encontrar ni ver. Siempre iban
por las sendas más tortuosas, pedregosas y cuanto más estrecho era
el camino y más austeras sus vidas más cerca creían estaban de
Dios (ciertamente, el Evangelio nos dice: "escoged la senda
estrecha… porque anchas son las sendas que llevan a la perdición"…,
y eso lo solían cumplir ellos al pie de la letra).
Muchas
de estas personas eremitas o ermitaños o anacoretas, es lo mismo,
eran de origen Judío y tenían muy presente que Dios se manifestó a
Moisés en una zarza ardiendo en un lugar del desierto. El monte
Horeb. También en el monte Sinaí Dios se le manifestó en lo más
escondido y remoto del Desierto. Jesús se retiraba con mucha
frecuencia a orar al Desierto. Juan el Bautista se escondía siempre
en cuevas, en lo más frondoso de los bosques e inaccesible de los
desiertos, comía saltamontes y miel silvestre y vestía una piel de
camello ceñida a la cintura y seguramente tenía una cabellera larga
sin cortar por su condición de Nazir. O sea, un personaje bastante
raro para la Judea de la época gobernada por Roma. Todo esto dio un
carácter determinante a esta forma de vida del desierto o eremítica,
que dura hasta nuestros días: la austeridad, la pobreza, la
plegaria…
Más
tarde, en la época cristiana, fue cuando fueron apareciendo los
monjes ermitaños más famosos: Santos Padres y Madres del Desierto
como Pablo de Tebas, Antonio Abad, Simón, Hilarión, Onofre, Basilio
y otros muchos. Lógicamente estas personas siguieron en la misma
línea.
Más
tarde, con un eremitismo más mitigado y ya en vida de comunidad,
aparecieron: San Bruno, San Romualdo, San Francisco de Paula… etc.,
la lista sería larga…
Hubo
también muchas mujeres eremitas en los desiertos como Sta.
Sinclética, Eufrasia…
Más
tarde nos consta, aquí en Valencia, la presencia de Inés de
Montcada, ermitaña, que vivió en los montes de Serra,en las
cercanías de la cartuja de Porta-Coeli. Y otros muchos que debió de
haber y que ignoro si constarán en el libro de la historia de la
diócesis (he leido algo referente a unos ermitaños que vivieron en
lo que fue después el monasterio jerónimo de la Murta, de Alcira)…
o los jerónimos de Jávea, etc. fueron lugares habitados en
principio por ermitaños.
Con
estas fuentes, estos orígenes, parece lógico que esta atracción
por el austero desierto permanezca en la Iglesia hoy como algo
importante para los ermitaños actuales.
Es
una vocación especial, para muy pocas personas… ¡claro!…
En
nuestros días lógicamente los pocos vocacionados que existimos no
vamos a poder imitar a nuestros santos Padres del Desierto al pie de
letra pero sí, en la medida de lo posible, tratamos de mantener el
espíritu.
Algo
muy importante en la vida de cualquier persona es dar respuesta
cumplida y vivir una vocación determinada que se puede sentir quizás
desde muy temprana edad. Son vocaciones de muy distinto cariz entre
las que se encuentran las vocaciones religiosas, que tenemos quizás
desde pequeños, desde niños.
Todos
podemos comprender lo frustrante que puede ser para una persona no
poder hacer realidad la vocación que se tiene para un trabajo
determinado o unos estudios determinados, etc. Pues lo mismo puede
suceder con la vocación religiosa. La vocación religiosa es un
regalo de Dios un don y hay que hacer lo posible por vivirla y
llevarla a cabo incluso cuando los demás no te comprendan, o tengas
que ir contra-corriente porque, por extraña que parezca una
vocación, en ella te va la felicidad.
La
vocación religiosa, hoy tan en precario, la concibo personalmente
como algo muy extraordinario, y más en nuestros días. No parece muy
lógico tampoco que en la actualidad haya muchos monasterios de
monjes o monjas y todos muy llenos de vocaciones. O que haya muchos
ermitaños en los desiertos... pues ojalá fuera así… pero creo
que quizás son tiempos de mas autenticidad y menos cantidad, tiempos
de purificación, porque ha habido mucha gente “eclesiástica”en
la iglesia quizás sin vocación… y eso puede ser, como
comentábamos, muy penoso y perjudicial ¡claro!… quizás sea el
tiempo de un replanteamiento, pero nunca de la desaparición de la
vida consagrada, sin ninguna duda. Una Iglesia Católica sin vida
consagrada no se podría concebir porque la vida consagrada aparece
ya en los principios del cristianismo con las Vírgenes Consagradas y
los Eremitas.
Una
vida consagrada desvirtuada, tibia, desnortada, todavía se puede
concebir menos, para eso quizás mejor que desaparezca.
En
nuestros días, una vida tan original como la de un ermitaño o
ermitaña diocesano, con una soledad sin mitigaciones, sin
paliativos, y con carencias de tipo material tan evidentes, resulta
sin duda chocante,difícil de entender para la sociedad actual. No es
fácil que la gente la comprenda pero, queridos hermanos y hermanas
así es, y así es todo el Evangelio, audaz
y contracorriente hasta
el extremo.
Si
nos fijamos en lo que fue la vida de Jesús que nació en un establo
en las afueras de Belén, que vivió no más de 33 años, y que su
muerte fue tan horrible!… la peor en aquellos tiempos de la Roma
cruel: clavado en una cruz que había arrastrado él mismo por las
calles de Jerusalén hasta el monte Gólgota o Calvario… pues con
esto ¿que conclusión debemos sacar sus seguidores…
religiosos-religiosas actuales? Pues como hacían los ermitaños de
entonces no puede ser otra conclusión, y es que se tenga como
referente la senda estrecha… seguida por Jesús y preconizada en
los Evangelios, otra cosa no resulta lógica.
Cuando
el Señor nos dice: no he venido a llamar a los justos sino a los
pecadores…
"No
son los sanos los que necesitan al médico sino los enfermos"…
Los
pecadores, los publicanos, leprosos, pobres samaritanos, paganos y
mujeres prostitutas, etc.,… a estos he venido a buscar…
¡Claro!
Esto fue toda una odisea y una audacia. ¡Cómo iba a entender
el judaísmo de entonces todas estas declaraciones que iban en contra
de sus doctrinas!.
Así,
él mismo, fue tratado como un malhechor. Un loco temerario.
Se
le acusó de todo, comilón y borracho, amigo de publicanos y
pecadores, marginados de toda índole.
Pero
Él, no se escondió, no huyó de toda esta plebe que eran la
vergüenza de todos. No los ignoró ni les dio la espalda… sino que
dijo: estos son mis predilectos: Pablo de Tarso, un perseguidor de
cristianos, Pedro, un cobarde que le negó… María de Magdala, una
pecadora... etc.,…
Valiente
y audaz, la opción de Jesús por los marginados que yacían tirados
al borde de los caminos de la vida.
Toda
esta doctrina de Jesús, aunque tiene 2000 años, no se puede olvidar
en la iglesia de hoy, sigue siendo muy actual, debe ser lo más
importante: LA CARIDAD, este es el espíritu indiscutible del
cristianismo, entonces y ahora, y esto es lo que no puede cambiar.
Pero quizás esta caridad no debe quedar reducida a las Hermanitas de
la Caridad u otras congregaciones especializadas, necesita ser
practicada POR TODOS: clero, obispos, cardenales, gente encumbrada…
etc., y apoyada por una ascesis.
Los
trabajadores de la MIES necesitan también del DESIERTO donde hacerse
fuertes en el espíritu. El Desierto está ahí, Jesús iba al
Desierto a orar, los apóstoles, Juan el Bautista nunca dejaron de
frecuentar el Desierto. Iban a encontrarse con el Dios de Abraham,
Isaac, Jacob y Moises… para luego poder reunirse con el pueblo y
ofrecerles la paz y el sosiego espiritual que el pueblo necesitaba. Y
nadie puede dar lo que no tiene.
¿Por
qué el
Desierto puede
ser actual y necesario para la Iglesia de hoy?... pues sencillamente
porque el espíritu es imprescindible para evangelizar
eficientemente, aunque parezca una desfachatez nuestros
tiempos,nuestro mundo está necesitado de Dios. El mundo necesita
redescubrir la vida espiritual, el alma del ser humano y de las
cosas.
Y
esta labor corresponde a la Iglesia y sus VIÑADORES: sus sacerdotes,
sus religiosos/as especialmente, y a los laicos también por lógica.
El
mundo de lo material con sus secuaces está ganando la batalla, nos
están arrancando a DIOS de nuestras vidas, mezclando "los
poderes de la política y el dinero" con la Iglesia de
Jesucristo.
La
vida placentera del consumismo ¿ha contaminando también a los
eclesiasticos/as? ¿Está quedando todo lo espiritual en mera
palabrería vacía sin espíritu?...
Pues
quizás sí. El hedonismo puede cegar nuestros carismas sin darnos
cuenta de ello. Y todo esto es porque ha desaparecido "el
Desierto", la oración, la meditación, la reflexión en la vida
de la Iglesia, la senda estrecha. Y pronto ya no habrá retorno.
Lamentablemente
el materialismo está ganando la batalla, y que conste que lo que
digo no es añoranza de unos tiempos (tridentinos) y unas formas que
ya pasaron y nostálgicamente queremos recuperar. NO… no es eso. Se
trata de no perder algo esencial, la espiritualidad Cristiana y los
Carismas de la Iglesia que eso, insisto, no cambia, lo dice la santa
de Ávila (Dios no se muda). Consagrados y consagradas (frailes y
monjas, monjes, clero secular...) lo nuestro es esencialmente la
espiritualidad cristiana que no varía y es la que es entonces y
ahora y es la que mantiene el resto del edificio que somos cada uno
de nosotros... No estoy defendiendo "la tradición" de la
iglesia en sus formas y maneras. Estoy defendiendo la CARIDAD básica,
la senda estrecha, el desierto imprescindible y básico también para
la guarda de la espiritualidad.
Cuando
alguien llama a nuestra puerta y no le abrimos, cuando vuelve a
llamar y no le abrimos, cuando permanecemos cerrados ante el
sencillo, el pobre, el desvalido… estamos negando a Cristo.
Después, por mucho que prediques, serás un ser vacío ridículo,
penoso.
La
vida eremítica providencialmente ha reaparecido.. ¿nos viene a
recordar esta realidad ?…
Los
eremitas somos los últimos, quizás los más "sencillos",
insignificantes miserables e indignos quizás, pero no nos fijemos en
el personaje, en el ermitaño de nuestros tiempos, pensemos en por
qué están los eremitas hombres y mujeres hoy aquí. Creo que no es
casual.
El
Señor escogió en su tiempo, no lo olvidemos, a los últimos: la
gente sencilla incluso impresentables, pecadores, lo más bajo de
aquella sociedad para dar a conocer su voluntad y su mensaje.
Amigo,
Hermano/a… te invito a que no dejes de dar testimonio de Jesús…
aunque quizás te pueden decir: estás loco, o tú testimonio no
sirve porque eres un "pecador", o no tienes doctorados ni
licenciaturas, no sabes hablar…
Aunque
te sientas "sencillo", pecador y pobre socialmente, no
dejes de contar y proclamar las MISERICORDIAS de DIOS. Que tus
fallos, tus desvaríos no te paren, para Dios nunca serás un
indigno… Él no mira las apariencias, mirará tu corazón. Y
tengamos en cuenta una gran realidad: lo único que puede llenar
nuestros vacíos es Dios lo demás, TODO, pasa todo se acaba.
Nunca
pienses que Dios es una historia de fachas, de viejas o de
ignorantes, o de altaneros prepotentes que se creen en posesión de
la verdad. Dios es una realidad en ti, es una ayuda, un amigo que
nunca te va a fallar en tus días difíciles, porque Dios está
dentro de ti, sí, en tu corazón y es AMOR… amor puro.
Quizás
esto lo habrás oído infinidad de veces, pues bien, te lo repito:
con Dios vivirás más feliz. Afrontarás mejor los problemas de la
vida.
Daniel
Martí Mocholí, eremita diocesano. Valencia.
E-mail
: danielmarti.mocholi@yahoo.es